Soy Roberto Nalda y soy un tipo gráfico.
Estoy aquí para hablarte de mis pasos recorridos, del presente, pero sobre todo del camino juntos en el que nos podemos encontrar.
Cada gran idea es una historia y toda buena historia debe ser contada. Solo hay que saber cómo: los colores, las formas, la fotografía y las palabras están ahí para nosotros, para ayudarnos a contar y a mostrar lo que somos. Y para lo más vital: emocionar.
Porque somos emociones y vivimos por y para ellas. Para llenarnos los ojos de cosas bonitas.
Para dar con las formas que pongan voz a lo que sentimos necesidad de expresar.
Para crear los colores con los que gritarle al mundo lo que queremos.
Para jugar.
Me formé, trabajé, me formé y trabajé más. Desde entonces no he dejado de disfrutar.
Porque transformar y dar vida a elementos que nos rodean y que parecen inalterables,
es el juego más divertido que conozco.
Observar, escuchar, aprender.
Empecemos por ahí para conseguir que una idea vaya cogiendo forma y desde ese momento:
tomemos impulso. Tú cuéntame, que yo te escucho.
El proceso es algo mágico, pero con trucos. La mente se llena de cine, de un buen libro, de historia,
de arte. De una plaza abarrotada, de una conversación entre extraños o de una canción a lo lejos.
Todo sirve para impulsar, para dar el pistoletazo de salida a una carrera entrenada a base de
concentración, de experiencia y de esfuerzo.
Haciendo caso a la intuición, conectada siempre de su amiga la razón.
Me gusta el trabajo bien hecho. Me gusta el duro camino que eso implica, la dedicación.
Manchar infinitos folios en blanco mientras me repito: todavía puede mejorar.
Si el viaje no fuera tan exigente, el destino no merecería la pena. Me gustan las cosas que perduran en el tiempo. Las que con menos, son mucho más.
Involucrarse de esta manera personal es tan intenso como productivo. Si desconecto de las cosas
que me gustan, no soy yo.
Necesito descubrir, investigar, formarme y aprender de ti para contar bien tu historia. Toca confiar.
Necesito que seamos un equipo: que te sientas importante, que yo también lo sea. Que sin tu confianza esto no empieza, que sin la mía esto no acaba.
La vista puesta en la misma meta.
La respiración se relaja y la sonrisa aparece cuando después de tanto esfuerzo tus ojos se ilusionan, cuando tu corazón te dice que es justo lo que buscabas aun sin saberlo.
Ahora, esa gran idea se ha hecho mayor y tiene forma: ya es una buena historia y ya está lista para viajar contigo. Y para ser compartida con otros…